Ian Anderson, líder de Jethro Tull, sorprendió al comparar las habilidades vocales de Mick Jagger con un “simple grito” y a la vez reveló cómo enfrenta los desafíos de cantar y tocar la flauta a sus 77 años, mientras continúa de gira por Europa.
Anderson, entrevistado por Now Spinning Magazine, afirmó que Jagger “no fijó el listón muy alto” en técnica vocal y lo describió como “un shouter” cuya energía escénica compensa la falta de precisión musical. Tales declaraciones han reactivado el debate sobre la exigencia artística en los vocalistas de rock clásicos.
El cantante reconoció que, a diferencia del frontman de los Rolling Stones, su interpretación exige alternar entre voz y flauta, lo que limita sus movimientos en escena. Pese a sufrir EPOC y asma, Anderson aseguró que sus problemas respiratorios están controlados, permitiéndole cumplir una agenda de conciertos que se extiende hasta 2026.
El flautista contrastó su situación con la de figuras como Ozzy Osbourne, Phil Collins y Billy Joel, cuya salud les ha alejado de los escenarios. Anderson destacó la importancia de reconocer los límites físicos propios de la edad y mencionó la artrosis de rodilla como su mayor obstáculo actual, sin que esto comprometa sus actuaciones.
Además, Anderson subrayó la necesidad de vigilancia médica preventiva. Reveló que se somete a colonoscopias periódicas debido a antecedentes familiares de cáncer, ejemplificando la responsabilidad que muchos músicos veteranos asumen para prolongar su carrera artística.
Las declaraciones de Ian Anderson invitan a reflexionar sobre la longevidad en el rock y la evolución de las expectativas técnicas. Mientras Jagger y Anderson continúan en activo, sus enfoques opuestos ilustran cómo la energía o la precisión pueden sostener un legado musical que sigue resonando en las generaciones adultas.