Antes de ser una diva del pop internacional, Kylie Minogue bailaba por los pasillos de Neighbours. Pero en 1988, un cover pegajoso y un ritmo irresistible la lanzaron directo al estrellato mundial. Este es el loco viaje de “The Loco-Motion” que cambió su vida… y la historia del pop.
En los años 80, Australia exportaba más que koalas y surf: también fabricaba ídolos pop. Kylie Minogue ya era una celebridad local gracias a su papel en la telenovela Neighbours, pero nadie esperaba que un cover de un clásico sesentero la catapultara al radar musical global. Y sin embargo, eso fue justo lo que pasó con “The Loco-Motion” en 1988. Un sencillo que empezó como un experimento divertido, terminó siendo un himno de las pistas de baile… y el inicio de una carrera legendaria.
La versión original de “The Loco-Motion” fue un hit en 1962, pero Kylie la revivió con sintetizadores ochenteros, coreografías contagiosas y su encanto natural. El tema arrasó en Australia, se posicionó en el Top 3 de Reino Unido y alcanzó el número 3 en el Billboard Hot 100 de EE. UU., algo impensable para una actriz de telenovelas. Era oficial: Kylie Minogue no era un fenómeno pasajero, era la nueva sensación del pop.
El videoclip, aunque sencillo, fue puro espíritu ochentero: cabello esponjado, ropa de neón y una energía que solo Kylie podía transmitir. Era carisma en movimiento. Y si bien muchos dudaban que pudiera sostener una carrera musical, “The Loco-Motion” demostró que Kylie era más que una “one hit wonder”. Fue el comienzo de una evolución que la llevaría a convertirse en un ícono queer, reina de la disco pop y musa de generaciones.
Hoy, 35 años después, “The Loco-Motion” sigue siendo un clásico que hace mover los pies y revivir una época dorada. Kylie no solo sobrevivió al cambio de décadas, sino que se reinventó una y otra vez. Pero todo comenzó con una canción “prestada”, una actitud desbordante de alegría, y una estrella dispuesta a bailar hasta el infinito.