Ozzy Osbourne: Del escándalo del murciélago a defensor de los derechos animales

Lo que pueden cambiar cuatro décadas. En 1982, Ozzy Osbourne selló su reputación como el “Príncipe de las Tinieblas” al protagonizar uno de los momentos más escandalosos en la historia del rock: morder la cabeza de un murciélago en pleno escenario en Des Moines, Iowa. Cuarenta y tres años después, la organización PETA lamenta su fallecimiento, recordando su faceta más humana y compasiva.

En 2020, Ozzy sorprendió a muchos al sumarse a la lucha por los derechos de los animales, convirtiéndose en imagen de una campaña de PETA contra la mutilación de gatos mediante la práctica del desungulado, bajo el contundente lema: “Es una amputación, no una manicura.” Esta causa tenía un componente personal para Ozzy, quien casi perdió varios dedos en 2018 a raíz de una infección. Su mensaje fue claro: “Si tu sofá es más importante que la salud y felicidad de tu gato, no mereces tener un animal.”

PETA reconoció su compromiso tras su fallecimiento: “Ozzy Osbourne fue una leyenda y un provocador, pero en PETA lo recordaremos por la ternura que mostró hacia los animales. Su voz, junto a la de Sharon y Kelly, siempre se alzó para proteger a quienes no pueden defenderse por sí mismos”, declaró Lisa Lange, vicepresidenta de la organización.

La relación de Ozzy con PETA demostró que, a pesar de su imagen polémica y transgresora, detrás del artista existía un lado sensible y protector hacia los animales, en especial los gatos. Esta última etapa de su vida mostró la evolución de una figura que nunca dejó de reinventarse, incluso en sus valores.

Ozzy Osbourne falleció rodeado de su familia. Su legado va más allá de la música y de los excesos: también incluye su lucha por el bienestar animal. Un ejemplo más de cómo una leyenda puede redimirse y seguir sorprendiendo hasta el final.