Sean “Diddy” Combs fue declarado culpable de dos cargos relacionados con transporte para fines de prostitución, aunque fue absuelto de los cargos más graves de tráfico sexual y conspiración en un juicio que conmocionó al mundo del entretenimiento.
El emblemático productor y empresario Sean “Diddy” Combs enfrentó un juicio federal que comenzó el 12 de mayo, acusado de múltiples delitos relacionados con su supuesta participación en una red criminal de tráfico sexual, explotación y otros crímenes graves. Tras siete semanas de intenso proceso legal, Combs fue declarado culpable en dos de cinco cargos, específicamente por transporte para participar en prostitución, mientras que fue absuelto de las acusaciones más graves de tráfico sexual y racketeering (conspiración criminal).
Las autoridades argumentaron que Combs usó su influencia y recursos para mantener y encubrir un imperio delictivo bajo el disfraz de su carrera musical y empresarial. Según la fiscalía, empleó violencia, coerción y manipulación para controlar a sus víctimas, incluyendo denuncias de abuso físico y amenazas.
Durante el juicio, la exnovia de Combs, la cantante Cassie Ventura, testificó sobre años de presunto abuso físico y sexual, mientras que otros testigos, como el rapero Kid Cudi, relataron incidentes relacionados con violencia y vandalismo. Por su parte, la defensa admitió un temperamento violento en Combs pero negó los cargos más graves, alegando que las acusaciones eran un “intento de lucro” y que el estilo de vida del artista incluía relaciones consensuadas y prácticas privadas.
El equipo legal de Combs no presentó testigos ni llamó al propio acusado a declarar, mientras que la fiscalía subrayó que este caso no solo trataba de un estilo de vida sino de un patrón de abuso donde “no” nunca era una opción para las víctimas.
El veredicto marca un punto crítico en la carrera de Sean “Diddy” Combs, quien ahora enfrenta hasta 10 años de prisión por los cargos de transporte para prostitución, aunque aún es absuelto de los cargos más graves. Este caso abre un nuevo capítulo en la discusión sobre poder, abuso y justicia en la industria del entretenimiento.