Las rupturas más amargas de los años 80

La década de los 80 fue una era de excesos, de éxito masivo y de himnos que definieron a una generación. Pero detrás de los sintetizadores brillantes, los peinados elaborados y los estadios llenos, se gestaban algunas de las rivalidades más intensas de la historia de la música. El mismo éxito que elevó a estas bandas a la cima del mundo a menudo se convirtió en el catalizador de su implosión, dejando un rastro de amistades rotas, batallas legales y un amargo “qué pudo haber sido”.

Estas no fueron simples separaciones; fueron divorcios públicos y dolorosos que, en muchos casos, cimentaron el legado de las bandas tanto como su propia música. Desde disputas por dinero hasta choques de egos monumentales, estas son algunas de las rupturas más conflictivas de los años 80.

The Smiths: La Guerra Civil del Indie Británico

Pocas bandas han tenido una separación tan definitiva y rencorosa como The Smiths. En solo cuatro años, se convirtieron en la voz del indie británico, pero la brillantez creativa entre el letrista Morrissey y el guitarrista Johnny Marr ocultaba una creciente tensión. La dinámica de poder, las diferencias de estilo de vida y la frustración de Marr con la rigidez musical de Morrissey llevaron al guitarrista a abandonar la banda en 1987, provocando su disolución inmediata.

Lo que siguió fue aún más amargo. En los años 90, el baterista Mike Joyce y el bajista Andy Rourke demandaron a Morrissey y Marr por una mayor participación en las regalías, alegando que solo recibían el 10% cada uno. El juicio fue público, doloroso y expuso las profundas grietas financieras de la banda. Joyce ganó el caso, un hecho que Morrissey nunca ha perdonado, refiriéndose a él en términos muy duros a lo largo de los años. La posibilidad de una reunión, hasta el día de hoy, es prácticamente nula.

The Police: El Colapso de Tres Egos Gigantes

A principios de los 80, The Police era, sin lugar a dudas, la banda más grande del mundo. Pero su éxito estratosférico fue inversamente proporcional a la armonía interna. La tensión entre Sting, Andy Summers y Stewart Copeland es legendaria. El control creativo de Sting, como principal compositor, generó un resentimiento constante en sus compañeros.

Las sesiones de su último álbum, Synchronicity (1983), fueron famosamente tortuosas, con los miembros grabando sus partes por separado para evitarse. La banda nunca se separó oficialmente con un comunicado; simplemente dejaron de funcionar. Su actuación en el Amnesty International de 1986 fue su caótica despedida, un final tenso para una banda que implosionó en la cima de su poder.

The Clash: El Fin de “La Única Banda que Importa”

Considerados los idealistas del punk, The Clash tampoco pudo escapar de los conflictos internos. En 1982, la tensión entre el guitarrista Mick Jones y el vocalista Joe Strummer llegó a un punto de quiebre. Strummer y el bajista Paul Simonon tomaron la drástica decisión de expulsar a Jones de la banda que él mismo había cofundado.La razón oficial fueron las diferencias musicales y la supuesta actitud de “estrella de rock” de Jones. Sin Jones, la banda lanzó el desastroso álbum Cut the Crap, un fracaso crítico y comercial que demostró que su química era irremplazable. Strummer admitiría más tarde que despedir a Jones fue un error monumental, un amargo reconocimiento que llegó demasiado tarde para “la única banda que importaba”.