The Flame: la balada que rescató a Cheap Trick del olvido

Cuando el éxito parecía cosa del pasado para Cheap Trick, The Flame llegó como un inesperado renacer. Esta poderosa balada de 1988 no solo devolvió al grupo a los primeros lugares de popularidad, sino que también marcó un giro emotivo y melódico que sorprendió tanto a la crítica como al público. La historia detrás de este himno es, sin duda, una de las más fascinantes dentro del rock de finales de los años ochenta.

A mediados de los 80, Cheap Trick atravesaba un momento complejo. Luego de un comienzo exitoso en los 70 con temas como Surrender y I Want You to Want Me, la banda sufrió una baja considerable en ventas y presencia en los medios. Fue entonces cuando su sello discográfico Epic Records intervino y propuso una nueva dirección musical. Les ofrecieron grabar una balada escrita por los compositores Bob Mitchell y Nick Graham, dos nombres poco conocidos en ese momento, pero cuya canción cambiaría el rumbo del grupo.

Aunque al principio la banda se mostró reticente —ya que no era una composición propia—, accedieron a grabarla. The Flame se incluyó en el álbum Lap of Luxury de 1988, y fue lanzada como sencillo. Para sorpresa de muchos, el tema alcanzó el primer lugar en el Billboard Hot 100, convirtiéndose en el mayor éxito comercial de Cheap Trick. Su estructura melódica, acompañada por una letra cargada de sentimiento y una interpretación vocal impecable de Robin Zander, conectó profundamente con el público.

El videoclip, con su estética sobria y emotiva, complementó el tono nostálgico de la canción y contribuyó a su éxito en la rotación de canales como MTV. A diferencia del estilo irreverente que caracterizaba al grupo en sus inicios, The Flame mostró una faceta madura, introspectiva y emocional, que expandió su base de admiradores más allá del ámbito del power pop.Hoy, The Flame permanece como un emblema del soft rock de los ochenta y una prueba de que las grandes bandas pueden reinventarse sin perder su esencia. A más de tres décadas de su lanzamiento, sigue siendo un clásico infaltable en conciertos y recopilaciones, recordándonos que las segundas oportunidades también pueden convertirse en leyenda.