Ahora estamos viendo autos con más software que hardware, más conectados que libres, más electrónicos que nunca, pero a la vez más seguros que nunca
Estamos a punto de sentirlo y, de hecho, en el segmento de lujo, ya inició. Como sabemos, las nuevas tecnologías se estrenan siempre en los vehículos más equipados, más lujosos, más exóticos y caros, pero de ahí bajan hasta convertirse en equipo de serie en todos los segmentos de mercado.
Piense en los faros, en los limpiadores o en las direccionales por luz, los frenos antibloqueo o el mismo control de tracción, todo inició en los vehículos de mayor equipamiento.
Pero ahora, estamos viendo autos con más software que hardware, más conectados que libres, más electrónicos que nunca, pero a la vez más seguros que nunca, que finalmente uno de los objetivos de todo conductor es viajar lo más seguro posible.
Sin embargo, en el segmento de lujo y según la generación del cliente, se quiere manejar, sí, eso que es sentir el coche, saber la dinámica que tomará su estructura cuando está a velocidad y ángulos de curveo o rectas, sentir el acelerador y el freno en su repuesta, etcétera, manejar en el sentido de disfrutar el manejo.
El lujo de poder manejar
Eso para muchos es un lujo, un lujo poder manejar, saber hacerlo, disfrutarlo y no estar calificando el verbo manejar por las horas de tráfico, sino por el placer que produce.
Pero hay otras personas dentro de las mismas generaciones que les gustaría ser llevadas por cápsulas autónomas, quizás autos que les gusten pero que se manejen solos, y si somos realistas, la tecnología ya da muchos ejemplos de ello en todas las marcas y tecnologías conectadas como red celular o a satélite, los vehículos ya entienden bastante bien su entorno.
Últimamente pude manejar el Blue Cruise de Ford y el Super Cruise de General Motors, ambos sistemas entienden a la perfección las carreteras en Estados Unidos, saben cuándo cambiar de carril, cuándo no, cuándo salir o cuándo usted no está poniendo atención o está poniendo en riesgo el camino o desestimándolo. Las legislaciones avanzarán, el manejo será posible cada día más autónomo y la seguridad se verá incrementada en mucho, simplemente un vehículo puede percibir objetos en un ángulo de 560 grados, pero un humano tiene un campo de visión limitada que no le permite advertir caminos en muchos puntos ciegos.
Imagine una multiplicación de cientos de miles por millones, una calculadora la hace en cuanto usted acaba de teclear los números, su cerebro se tardaría muchísimo más, así, el cálculo y la visión de lo que la tecnología nos deja ver.
Es por ello que quizás ahora el lujo se quede en los autos exóticos, deportivos, emocionales, el que se debe manejar y, en el futuro, serán una exquisitez comprar, para otros el real lujo será que el sistema entienda a dónde llevarlo, qué preferiría usted manejar, su Corvette o dejar que el Super Cruise lo lleve, o manejar su Expedition o dejar que el Blue Cruise lo lleve, o usted cree que un Corvette, un Mustang, un 911 para hablar de los alemanes o un AMG de Mercedes no tendrán un modo de manejo básico precisamente para manejarlos… Veamos cómo nos sorprende la tecnología y qué compra el cliente, mientras tanto, disfrutemos los dos mundos. Manejar o que un grupo de computadoras lo lleve? Esa es la cuestión.