Echando mano del expertise relojero del Jura suizo, la firma de Franches-Montagne lanza una pieza eminentemente urbana añadiendo elementos innovadores a un diseño que, sin duda, recuerda al legendario Aikon
Maurice Lacroix empezó a producir sus propios relojes a mediados de los setenta, en una época de revoluciones y cambios profundos, de libertades y conquistas. Aunque en un principio se dedicaban a la elaboración de relojes de “marca blanca”, decidieron empezar a crear su propio sendero, y pusieron su nombre en un reloj por vez primera en 1975 con la mirada en un solo objetivo: crear relojes de la más alta calidad, con materiales innovadores y un excelente diseño que ofreciera un gran valor a los ojos de sus clientes, es decir, que los beneficios de obtenerlo, así como su atractivo, saltaran a la vista. Todo sin ser necesariamente un producto muy costoso.

Un ícono y su reinterpretación
Sus creaciones son mezcla de un decidido estilo urbano con la excelencia de la artesanía suiza. De ahí han surgido modelos extraordinarios, pero pocos como el legendario Calypso que vio la luz por vez primera en 1990 y marcó un verdadero hito en la historia de Maurice Lacroix. Su diseño único presentaba una caja que se integraba con naturalidad a la correa, que a su vez ostentaba la inicial de la marca –una distintiva “M”– y un bisel de seis brazos. Además, fue el primer reloj hermético que fabricaban gracias a su corona y al cristal de zafiro que lo recubría.
El Calypso se dejó de fabricar en 2013 pero permaneció como uno de los favoritos de la marca. Su impacto fue tal que, por petición popular, en 2016 la manufactura de lanzó una reinterpretación moderna de este ícono de los 90. El Aikon, que conserva los rasgos más distintivos de su predecesor –particularmente el bisel de seis brazos y la impecable fluidez que une caja y correa– resonó inmediatamente con las nuevas generaciones que supieron ver en el Aikon un reloj urbano, moderno, funcional y estéticamente impecable.

Porque el momento es ahora
La firma de Franches-Montagne, fiel a su lema “Your Time Is Now”, lanza una nueva colección claramente inspirada en el Aikon. El nuevo Aikonic materializa todos los valores de la marca: excelencia suiza, tradición, accesibilidad y, sobre todo, lo que ellos mismos llaman “innovación creativa”. Esta última se aprecia en el uso de nuevos materiales, un nuevo movimiento de fabricación propia y un nuevo sistema patentado que permite un cambio de correas rápido y sin complicaciones.
El punto de partida es la caja de 43 mm fabricada en acero inoxidablecepillado y pulido, en la que destacan los seis brazos del bisel de cerámica que está disponible en tres colores: negro, blanco y azul. La carátula, fabricada en carbono por una empresa especializada ubicada muy cerca de Saignelégier, ostenta un detalle único: sus fibras están dispuestas de arriba a abajo lo que le otorga una apariencia de líneas grises y negras que, derivado del proceso de fabricación, son diferentes en cada carátula. Las manecillas que marcan las horas y los minutos al igual que los índices siguen el diseño de los brazos del bisel.

Producción local con visión universal
Entre los detalles innovadores del Aikonic está su mecanismo, un calibre ML1000, con 26 rubíes, totalmente visible gracias al fondo transparente de la caja. Está fabricado por Soprod –especialistas en movimientos– ubicados también muy cerca de Saignelégier. Ofrece una reserva de marcha de hasta 60 horas y es hermético hasta 100 metros.
La correa es de doble caucho y su base está disponible en negro, azul o turquesa. Está decorado con adiciones también de caucho, imitación nailon, que se ofrece en versión blanca o negra y con el logotipo de la “M” en el mismo material. El novedoso sistema patentado de cambio de correacompleta esta pieza que muestra el absoluto compromiso de Maurice Lacroix de integrar elementos de producción local sin sacrificar un ápice de su ya característica excelencia asequible.

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